ecografia embarazo

Desde que descubres que estás embarazada, comienza una carrera de fondo de visitas médicas relacionadas con el control del embarazo que asegurarán el bienestar tanto de la mamá como del futuro bebé.  Entre estas visitas hay que incluir todas aquellas relacionadas con las analíticas, tests, ecografías y otras muchas pruebas diagnósticas que tu especialista te irá detallando y cuyo objetivo es conocer el estado de salud de la mamá y del bebé para de esta forma poder prevenir o corregir cualquier problema que pudiera presentarse a lo largo del embarazo.

Para que comprendas la importancia que tiene realizarse esas pruebas, así como cuáles son y para qué sirven, desde Pelvimax os hemos hecho un pequeño resumen de las principales pruebas diagnósticas del embarazo:

Analítica de orina: es quizá la primera de las pruebas que realizas cuando sospechas de un posible embarazo.

La orina proporciona información sobre el estado de los riñones y de sustancias que están siendo metabolizadas por el organismo.  Nos permite a su vez examinar la presencia y cantidad de proteínas y de determinadas hormonas y bacterias presentes en el organismo.

Con el análisis de orina se pueden prever una preeclampsia (si se detectan proteínas a final del embarazo), una diabetes gestacional (si existen elevados niveles de azúcares) o estados de cetosis (si existe carencia de azúcares), por ejemplo.

Analítica sanguínea: el análisis de sangre proporciona una información muy útil sobre todo lo que ocurre dentro del organismo.  Durante el embarazo, con el análisis sanguíneo también se puede obtener información sobre el estado del feto.

Una de las informaciones que obtenemos con el análisis de sangre durante el embarazo es el nivel de gonadotropina coriónica humana (HCG).  Esta sustancia aumenta en el primer trimestre de embarazo, y es de especial importancia en el cribado de malformaciones fetales que pudieran aparecer.

Además de la HCG, con el análisis de sangre podremos detectar posibles anemias, diabetes gestacional, colesterol, niveles de hormonas, etc.

Triple screening o cribado combinado: como su nombre indica, esta prueba combina varias técnicas (no invasivas) y que permiten descartar en cierta medida, las posibles malformaciones que pueda tener el feto.

Este cribado combinado se realiza alrededor de la semana 12 a 15, y combina una analítica de sangre con una ecografía.  Con la analítica detectan niveles de hormonas, que combinado con la ecografía (donde se hacen mediciones concretas, por ejemplo el pliegue nucal), refleja en datos estadísticos las posibilidades que existen de una posible malformación, o de un posible síndrome de Down.

Test de O´Sullivan: con este test se detecta una posible diabetes gestacional.  Consiste en la toma de una solución glucosa y una analítica de sangre, para detectar la glucemia.  Se realiza entre las semanas 24 a 28 de embarazo.  Si el test resulta positivo, se suele realizar otra prueba similar llamada “sobrecarga oral de glucosa”, más conocida como “curva larga”.

La importancia de detectar una diabetes gestacional es vital.  Si la madre presenta algún factor de riesgo para desarrollar la diabetes gestacional, el test de O´Sullivan lo realizará en el primer trimestre.  (Factores de riesgos son: obesidad, edad mayor a los 35 años, antecedentes de diabetes en anteriores embarazos, antecedentes de diabetes en familiares, diabetes previa…)

Ecografías: las ecografías son las “fotos internas” de nuestro organismo.  Es una tecnología que permite observar el interior humano basándose en el uso de ultrasonidos de baja frecuencia. Los ultrasonidos no son dañinos ni para la madre ni para el bebé, y pueden utilizarse tantas veces como el especialista lo vea necesario.  No obstante, lo recomendable es realizarse una ecografía por trimestre.

Existe un tipo especial de ecografía que se llama “Doppler”.  Con este tipo de tecnología se puede observar el flujo sanguíneo a través del corazón, del cordón umbilical y de la placenta. Es de especial relevancia para el estudio del estado del cordón umbilical, la circulación cerebral y cardiaca.  Puede detectar posibles anomalías en órganos vitales del organismo del feto.

Amniocentesis: es una de las pruebas más utilizadas para analizar las células presentes en el líquido amniótico.  Esta prueba puede determinar también irregularidades cromosómicas y por tanto detecta posibles enfermedades genéticas del feto.  Es una técnica que supone un cierto riesgo, y por tanto, solo la recomiendan en algunas ocasiones.

Control tensión arterial: el control de la tensión arterial es vital.  Una embarazada debe tener una tensión arterial por debajo de 140/90 mmHg.

El control de la tensión arterial suele llevarse a cabo en cada una de las visitas que realices al médico que lleva tu control de embarazo.  Conocer la tensión arterial puede prevenir de una preeclampsia y de una hipertensión arterial, ambas afecciones pueden tener repercusiones graves en el buen desarrollo del embarazo.

Monitorización fetal: a término del embarazo, sobre la semana 38, te hablarán de “ir a monitores”.  La monitorización fetal sirve para controlar el estado de  salud del bebé mediante el registro del latido cardiaco del feto y las contracciones uterinas de la madre.  Los datos se reflejan en una gráfica.  El monitor evalúa la respuesta del bebé frente a las contracciones uterinas, de forma que se puede interpretar el estado del bienestar fetal.

Cultivo vaginal: otra de las pruebas que se realizan en el último trimestre de embarazo es el cultivo vaginal.  Es una prueba médica sencilla y que sirve para detectar posibles infecciones de estreptococos que pueden pasar al recién nacido en el momento del parto.

Si esta prueba tiene resultados positivos, y por tanto hay presencia de estreptococos de tipo B, la madre tendrá que ser tratada al comienzo de la dilatación o en la rotura de bolsa con antibióticos para evitar una posible infección en el recién nacido.

Todas estas pruebas durante el embarazo se realizarán siguiendo un estricto calendario siempre teniendo en cuenta el bienestar de la madre y del bebé.  Déjate aconsejar por tu especialista en todo momento y cumple las instrucciones que te de.  Verás así como toda esta carrera de fondo tiene una meta que merece mucho la pena: la buena salud de tu bebé y la tuya propia.